Al poeta Andrés del Pozo, que me envió
una baldosa de la casa natal donde nací

Oh tú, que al repertorio de mis penas
envías de mi casa una baldosa,
en la que el tiempo, que jamás reposa,
fijó recuerdos y detuvo arenas.

Pequeño territorio donde apenas
cabe mi pie, y adolescente rosa
por su color; y por su forma, losa
del primer niño que se ahogó en mis venas.

Cuando pienso en el patio y su rumores,
en el hueco dejado, y que así rueda
hasta mi amor, abandonando amores,

en parecida soledad me encierro,
pues desde ahora todo lo que queda
fuera de esa baldosa es mi destierro.

Horacio Rega Molina, Oda provincial.

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